Testimonio

Conocí al Señor Jesús como mi Salvador a la edad de 11 años, sin embargo un año despues, a los 12 años sufrí a mis ojos la perdida de mi madre, esto produjo rebeldía en mi corazón y un reclamo a Dios expresado en la constante pregunta “¿Porque te la llevaste? si yo la necesitaba más que tú.

Esta rebeldía genero indiferencia por el Señor y sus cosas, llegaba tarde y me retiraba antes del término de las reuniones para no saludar a nadie y no exponerme a las clásicas preguntas, ¿Cómo estás?, ¿Cómo te has portado?, preguntas que más de una vez respondí con sinceridad, respuesta que a los pocos minutos entendí no había sido escuchada. En ese periodo también comencé a hacer clases a niños en mi Iglesia, ya que esa era una buena manera de arrancarme de las predicaciones, Mi corazón si bien tenía a Cristo, también tenía rebeldía e indiferencia.

En esa condición un Joven muchacho mayor que yo por solo 2 años, comenzó a participar en mi Iglesia, con El compartíamos el gusto por la música, pero también la experiencia de haber perdido a nuestras madres, El un año antes que Yo, desarrollamos amistad y en esa amistad al compartir una oración, Él dijo “Señor dile a mi mamá y a la mamá de Gonzalo, que las amamos y extrañamos”, esa oración hizo volver mi mirada a la Esperanza bienaventurada (Tito 2: 13) y viva (1 Pedro 1: 3) de la vida eterna, me ayudo a superar mi rebeldía e indiferencia, me hizo notar que no se pierde lo que uno sabe dónde está, y yo sabía con seguridad que mi madre descansaba segura en las manos de su Salvador (Juan 10: 28).

Al cabo de unos meses fui invitado a un campamento de jóvenes, con 17 años y recién salido del colegio asistí a ese lugar y conocí hombres y mujeres de edades similares a las mía que vivían sus vidas cristianas con gozo por su salvación y lo demostraban en su servicio el que hacían para Dios aun cuando los beneficiados éramos los que estábamos como acampantes, en ese lugar Dios toco mi corazón y me desafío por su Palabra a servirle, para lo cual debía prepararme, ese mismo año en vez de ir a la Universidad, partí lejos de mi casa para estudiar en el Instituto Bíblico de Palabra de Vida en Argentina. Fueron años de gran bendición, pero también de aprender a depender de Dios en lo espiritual, emocional y material, Pero Dios es Bueno, fortaleza en el día de la angustia y conoce a los que en El confían (Nahúm 1: 7), Él fue mi consuelo y mi sustento.

Luego de terminado mi tiempo de estudio y de regreso en Chile participe junto a otros ex alumnos y matrimonios y jóvenes, en la fundación de la Iglesia en la cual me congregue hasta ser enviado por esta misma Iglesia a Pastorear la IBLGD-Maipú el 16 de Diciembre de 2012.

En el Año 1994 y luego de un breve noviazgo me case con mi hermosa esposa Sandra, ella provenía de un hogar Cristiano, sin embargo conoció a Cristo como su Salvador a la edad de 17 en un campamento de Palabra de Vida Chile, ahí fue discipulado y justamente sirviendo en aquel lugar nos conocimos y entablamos una amistad en el verano de 1990, luego nos reencontramos en la Iglesia que nacía en el patio de su casa y compartimos en el ministerio con niños, la visitación y discipulado de los mismos, tiempo en el cual la amistad se tornó en amor y el deseo de compartir nuestras vidas. El Señor nos regaló a nuestro querido hijo David el 20 de Marzo de 2000.

Por casi 18 años intente convencerme de que era mejor ser un buen laico a un mal Pastor, pero Dios nuevamente hablo a mi corazón por su palabra una mañana de Junio de 1999, en los tiempos que compartía la lectura bíblica en las mañanas con mi hijo David antes de salir para su colegio, Dios me recordó que “Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza” (Salmos 40: 4), Que “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,” (Salmos 40: 8), Que “He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor esta con los que sostienen mi vida” (Salmos 54: 4), Que “Jehová cumpliría su propósito en mi” (Salmos 138: 8).

Comprendí que las demandas de Dios están de acuerdo a nuestras ofertas, y un día yo le ofrecí mi vida para servirle sin restricciones, Paralelamente El inicio un proceso en la vida de mi esposa, ella dejo de trabajar fuera de casa y comenzó a participar más activamente del ministerio con mujeres, señoritas y niños, recupero El gozo que su trabajo y obligaciones le habían robado, volvió a reír a carcajadas de esa manera que a mí me había enamorado. Y fue en ese proceso me atreví a plantearle el considerar volcar nuestras vidas hacia el ministerio, Hoy servimos como familia al Señor, por medio de servir a su pueblo en la comuna de Maipú, en medio de la hermosa congregación que Dios me ha regalado para pastorear que es la Iglesia Bautista la Gracia de Dios.

Ruego sus oraciones por nosotros como familia, en las siguientes cosas:

1.- Santidad en nuestra relación matrimonial.

2.- Sabiduría en la crianza de nuestro Hijo David.

3.- Disciplina y constancia en nuestra comunión con Dios.

4.- Fidelidad y gozo en nuestro servicio a Dios.

5.- Paciencia y mansedumbre en descansar en los tiempos de Dios.

6.- Sustento económico.

Con aprecio

Pastor 

Gonzalo Ugalde

Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. (Salmos 143: 10)